¿Fuera o dentro del cuerpo?
16/10/09
¿Fuera o dentro del cuerpo?
Por: Jorge Rojas
Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe). Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe) fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. De tal hombre podría hacer alarde; pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. (2Co 12:1-5 NVI)
Entre los escritores bíblicos, las epístolas de Pablo son sin duda alguna de un carácter teológico profundo, su argumentación y retorica han puesto a pensar a los estudiantes de las Sagradas Escrituras por siglos, muchos de sus escritos se caracterizan por su estilo lingüístico y teológico difícil de entender, sin duda alguna su profundo razonamiento y erudición ha metido en problemas a muchos estudiosos de la Biblia, y lamentablemente muchas de sus declaraciones han sido tergiversadas, leer a Pablo con una mente occidental y no judía, en especial en esos textos en los cuales argumenta con los de su propia raza, es correr el riesgo de darle otro significado a sus palabras y terminar interpretando algo completamente distinto de lo que realmente quiso decir el apóstol.
Referente a las cartas de Pablo, el apóstol Pedro escribió;
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito en casi todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición. (2Pd.3:15,16)
Note que Pedro no está diciendo que el no las entiende, sino que hay personas a las cuales él llama indoctos e inconstantes que no las entienden y como resultado tergiversan sus escritos para su propia perdición. No debemos olvidar que el pensamiento occidental es heredado de los griegos, cuando leemos la expresión paulina (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) de manera instintiva el pensamiento occidental piensa en la dualidad del ser, alma y cuerpo, estos, según el legado dejado por los griegos constituyen dos elementos no sólo distintos, sino irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace esclava de lo material y lo pasional y mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento, en otras palabras el cuerpo constituye un estorbo para el alma, por tanto al morir esta queda libre, esta doctrina de los griegos proveniente del orfismo y el pitagorismo plantean una concepción dualista del hombre cuando en las escrituras y por ende para el pensamiento judío el hombre es un monismo, indivisible, inseparable, espíritu, alma y cuerpo (2Ts.5:23) una unidad.
Para un judío la expresión (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) no tiene nada que ver con la separación alma-cuerpo, su concepción de la vida no haya ninguna ambigüedad en este tipo de declaraciones, no así para la mente occidental, que debido a la arraigada influencia griega en su cultura lo concibe en forma dual. Por tanto leer las escrituras con una mente occidental como decía al principio es un grave error, que inevitablemente nos llevara a apartarnos de lo que realmente quiere decir el escritor bíblico.
En el marco de las observaciones anteriores, surge entonces la pregunta ¿Qué quiso decir Pablo con estas declaraciones aparentemente griegas y dualistas en cuanto al hombre? Notemos las palabras con la que el apóstol comienza su argumentación; ciertamente no me conviene gloriarme o como la traduce la Biblia de Jerusalén "No trae ninguna utilidad" jactarse, el fruto de estas palabras no es más que la conclusión de la defensa que hace Pablo de su ministerio, muchos de su propio pueblo dudaban de este, debido al descredito proporcionado por los líderes religiosos de su tiempo, era menester que pablo defendiese su apostolado y como prueba, ha llamado la atención a sus vicisitudes personales como ministro: su vida, su conducta y sus sufrimientos por Cristo.
Sin embargo ahora Pablo hace referencia a lo que quizá es la mayor evidencia de todas: su comunicación directa y personal con el Señor Jesucristo, y sus experiencias sobrenaturales que sobrepasaban a cualquier cosa que hubieran experimentado sus adversarios, a pesar de que expresa que le disgusta ocuparse de lo que muchos considerarían una jactancia (ver cap. 10: 8); las circunstancias determinaron que fuera necesario que se dedicara a defender su apostolado y su mensaje. No aclarar ese asunto habría equivalido a negar su apostolado y deshonrar el Evangelio y a Cristo, cuyo siervo él afirmaba que era.
Pablo escribió esta carta en el mismo período de tiempo en que escribió a los romanos y los galatas, porque hay mucha semejanza entre las tres, pero no tenemos información precisa para poder fijar la fecha exacta. Varios comentaristas creen que fue escrita en el año 57 ó 58, pero otros dicen que fue escrita más temprano, el punto que deseo destacar es que una situación similar a la que estudiamos acá, tuvo lugar en Galácia, donde Pablo haciendo frente a sus acusadores arguyó que su ministerio había sido ordenado por autoridad Divina y no por autoridad humana como argüían sus opositores. En consecuencia el apóstol declara; “conozco a un hombre” y es evidente que Pablo está hablando de sí mismo porque:
1. esta referencia a visiones está en medio de un relato de sucesos relacionados con su propia vida y su propio ministerio;
2. en el vers. 7 indica que estas visiones y revelaciones le fueron hechas directamente a él; y
3. usa la tercera persona para evitar la apariencia de jactancia, el apóstol Juan también, impulsado por su modestia cristiana y humildad, evita identificarse, razón por la cual escribe en tercera persona (Juan 13: 23-24; 19: 26; 21: 20).
En otras palabras “conozco a un hombre” es la manera en la que Pablo se introduce a si mismo, un hombre que hace catorce años se había encontrado con Cristo en el camino a Damasco (Hechos. 9: 1-7). Y que ahora por la gracia del Señor vivía para servirle y de quien era ordenado su ministerio. El apóstol declara que fue arrebatado al tercer cielo, en tiempos antiguos, la gente pensaba que los cielos estaban divididos en tres esferas sobre la tierra; El primer "cielo" de las Escrituras es la atmósfera, el segundo es el de los astros, y el tercero es la morada de Dios y de los seres celestiales. Al identificar al tercer cielo con el "paraíso" Sencillamente está diciendo que fue "arrebatado" a la presencia misma de Dios.
La palabra griega parádeisos aparece en el NT sólo en Lucas. 23: 43; 2 Corintios. 12: 4; y Apocalipsis. 2: 7. En 2 Corintios. 12: 2-4 es evidente que la palabra "paraíso" es sinónimo de "cielo". Según los textos donde aparece esta palabra, razón por la cual Pablo no se refiere a un paraíso terrenal es muy claro, porque para él son una misma cosa ser arrebatado al "cielo" y ser arrebatado al "paraíso".
Cabe agregar que durante la visión hay una completa inconsciencia de todo lo terrenal. La percepción de las cosas que se ven y se oyen durante la visión, y a veces la participación en las escenas que se presentan, son tan reales para la conciencia como lo son las experiencias sensoriales normales de la vida. Casos como los del profeta Ezequiel (Ez.1 y 2) a orillas del rio Quebar o Daniel (Dn. 10) bajo el reinado de los medospersas son típicos de este tipo de fenómenos, la expresión utilizada por el apóstol (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) denota que su experiencia fue tan abrumadora, tan real, que no podía decidirse si había sido trasportado con su cuerpo al cielo o había sido una visión.
En relación con las visiones del apóstol, este declara que oyó “cosas inefables que no le es dado a los hombres expresar….(2Co.12:4 RV60) no significa que Dios dijo cosas secretas a Pablo, o que le prohibió decir lo que escuchaba, no, simplemente lo que oyó fue tan sublime y de una naturaleza tan elevada que las palabras no podían expresarlo, es decir no podía ser descrito con palabras porque estas no bastarían para expresar lo excelso de las declaraciones que había escuchado, sencillamente las palabras se quedarían cortas al intentar describir lo glorioso de las visiones y revelaciones a las que hace alusión en el versículo uno.
En relación con esta última expresión paulina, es de vital importancia no olvidar que Dios es el Gran Comunicador por excelencia, que sus mensajes e instrucciones no debían ser guardados por sus mensajeros, antes bien, estos debían ser anunciados, a lo largo de las escrituras encontramos a Dios dando instrucciones, profiriendo juicios, dando promesas, anunciando el futuro, en fin dándose a conocer, hombres como Isaías, Jeremías, Ageo o aun Jonás eran los canales a través de los cuales hacia conocer su voluntad.
Por tanto es inadmisible la idea de que Dios le prohibió decir lo que escuchaba, cabe señalar que cuando el Señor prohibía alguna porción de lo que había revelado, el texto sagrado lo registra, como por ejemplo apocalipsis 10:4 donde se le pide a Juan que no escriba lo que escuchó.
En conclusión, 2 de Corintios 12 del 1 al 13 es la conclusión a la defensa de su apostolado, tema que viene desarrollándose desde el capitulo 10, Pablo apela a sus vicisitudes por causa del evangelio y presenta las visiones y revelaciones dadas por Dios como el epitome de su ministerio, y como señal de que este ha sido ordenado por Dios.
¿Fuera o dentro del cuerpo?
Por: Jorge Rojas
Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe). Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe) fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. De tal hombre podría hacer alarde; pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. (2Co 12:1-5 NVI)
Entre los escritores bíblicos, las epístolas de Pablo son sin duda alguna de un carácter teológico profundo, su argumentación y retorica han puesto a pensar a los estudiantes de las Sagradas Escrituras por siglos, muchos de sus escritos se caracterizan por su estilo lingüístico y teológico difícil de entender, sin duda alguna su profundo razonamiento y erudición ha metido en problemas a muchos estudiosos de la Biblia, y lamentablemente muchas de sus declaraciones han sido tergiversadas, leer a Pablo con una mente occidental y no judía, en especial en esos textos en los cuales argumenta con los de su propia raza, es correr el riesgo de darle otro significado a sus palabras y terminar interpretando algo completamente distinto de lo que realmente quiso decir el apóstol.
Referente a las cartas de Pablo, el apóstol Pedro escribió;
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito en casi todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición. (2Pd.3:15,16)
Note que Pedro no está diciendo que el no las entiende, sino que hay personas a las cuales él llama indoctos e inconstantes que no las entienden y como resultado tergiversan sus escritos para su propia perdición. No debemos olvidar que el pensamiento occidental es heredado de los griegos, cuando leemos la expresión paulina (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) de manera instintiva el pensamiento occidental piensa en la dualidad del ser, alma y cuerpo, estos, según el legado dejado por los griegos constituyen dos elementos no sólo distintos, sino irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace esclava de lo material y lo pasional y mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento, en otras palabras el cuerpo constituye un estorbo para el alma, por tanto al morir esta queda libre, esta doctrina de los griegos proveniente del orfismo y el pitagorismo plantean una concepción dualista del hombre cuando en las escrituras y por ende para el pensamiento judío el hombre es un monismo, indivisible, inseparable, espíritu, alma y cuerpo (2Ts.5:23) una unidad.
Para un judío la expresión (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) no tiene nada que ver con la separación alma-cuerpo, su concepción de la vida no haya ninguna ambigüedad en este tipo de declaraciones, no así para la mente occidental, que debido a la arraigada influencia griega en su cultura lo concibe en forma dual. Por tanto leer las escrituras con una mente occidental como decía al principio es un grave error, que inevitablemente nos llevara a apartarnos de lo que realmente quiere decir el escritor bíblico.
En el marco de las observaciones anteriores, surge entonces la pregunta ¿Qué quiso decir Pablo con estas declaraciones aparentemente griegas y dualistas en cuanto al hombre? Notemos las palabras con la que el apóstol comienza su argumentación; ciertamente no me conviene gloriarme o como la traduce la Biblia de Jerusalén "No trae ninguna utilidad" jactarse, el fruto de estas palabras no es más que la conclusión de la defensa que hace Pablo de su ministerio, muchos de su propio pueblo dudaban de este, debido al descredito proporcionado por los líderes religiosos de su tiempo, era menester que pablo defendiese su apostolado y como prueba, ha llamado la atención a sus vicisitudes personales como ministro: su vida, su conducta y sus sufrimientos por Cristo.
Sin embargo ahora Pablo hace referencia a lo que quizá es la mayor evidencia de todas: su comunicación directa y personal con el Señor Jesucristo, y sus experiencias sobrenaturales que sobrepasaban a cualquier cosa que hubieran experimentado sus adversarios, a pesar de que expresa que le disgusta ocuparse de lo que muchos considerarían una jactancia (ver cap. 10: 8); las circunstancias determinaron que fuera necesario que se dedicara a defender su apostolado y su mensaje. No aclarar ese asunto habría equivalido a negar su apostolado y deshonrar el Evangelio y a Cristo, cuyo siervo él afirmaba que era.
Pablo escribió esta carta en el mismo período de tiempo en que escribió a los romanos y los galatas, porque hay mucha semejanza entre las tres, pero no tenemos información precisa para poder fijar la fecha exacta. Varios comentaristas creen que fue escrita en el año 57 ó 58, pero otros dicen que fue escrita más temprano, el punto que deseo destacar es que una situación similar a la que estudiamos acá, tuvo lugar en Galácia, donde Pablo haciendo frente a sus acusadores arguyó que su ministerio había sido ordenado por autoridad Divina y no por autoridad humana como argüían sus opositores. En consecuencia el apóstol declara; “conozco a un hombre” y es evidente que Pablo está hablando de sí mismo porque:
1. esta referencia a visiones está en medio de un relato de sucesos relacionados con su propia vida y su propio ministerio;
2. en el vers. 7 indica que estas visiones y revelaciones le fueron hechas directamente a él; y
3. usa la tercera persona para evitar la apariencia de jactancia, el apóstol Juan también, impulsado por su modestia cristiana y humildad, evita identificarse, razón por la cual escribe en tercera persona (Juan 13: 23-24; 19: 26; 21: 20).
En otras palabras “conozco a un hombre” es la manera en la que Pablo se introduce a si mismo, un hombre que hace catorce años se había encontrado con Cristo en el camino a Damasco (Hechos. 9: 1-7). Y que ahora por la gracia del Señor vivía para servirle y de quien era ordenado su ministerio. El apóstol declara que fue arrebatado al tercer cielo, en tiempos antiguos, la gente pensaba que los cielos estaban divididos en tres esferas sobre la tierra; El primer "cielo" de las Escrituras es la atmósfera, el segundo es el de los astros, y el tercero es la morada de Dios y de los seres celestiales. Al identificar al tercer cielo con el "paraíso" Sencillamente está diciendo que fue "arrebatado" a la presencia misma de Dios.
La palabra griega parádeisos aparece en el NT sólo en Lucas. 23: 43; 2 Corintios. 12: 4; y Apocalipsis. 2: 7. En 2 Corintios. 12: 2-4 es evidente que la palabra "paraíso" es sinónimo de "cielo". Según los textos donde aparece esta palabra, razón por la cual Pablo no se refiere a un paraíso terrenal es muy claro, porque para él son una misma cosa ser arrebatado al "cielo" y ser arrebatado al "paraíso".
Cabe agregar que durante la visión hay una completa inconsciencia de todo lo terrenal. La percepción de las cosas que se ven y se oyen durante la visión, y a veces la participación en las escenas que se presentan, son tan reales para la conciencia como lo son las experiencias sensoriales normales de la vida. Casos como los del profeta Ezequiel (Ez.1 y 2) a orillas del rio Quebar o Daniel (Dn. 10) bajo el reinado de los medospersas son típicos de este tipo de fenómenos, la expresión utilizada por el apóstol (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe) denota que su experiencia fue tan abrumadora, tan real, que no podía decidirse si había sido trasportado con su cuerpo al cielo o había sido una visión.
En relación con las visiones del apóstol, este declara que oyó “cosas inefables que no le es dado a los hombres expresar….(2Co.12:4 RV60) no significa que Dios dijo cosas secretas a Pablo, o que le prohibió decir lo que escuchaba, no, simplemente lo que oyó fue tan sublime y de una naturaleza tan elevada que las palabras no podían expresarlo, es decir no podía ser descrito con palabras porque estas no bastarían para expresar lo excelso de las declaraciones que había escuchado, sencillamente las palabras se quedarían cortas al intentar describir lo glorioso de las visiones y revelaciones a las que hace alusión en el versículo uno.
En relación con esta última expresión paulina, es de vital importancia no olvidar que Dios es el Gran Comunicador por excelencia, que sus mensajes e instrucciones no debían ser guardados por sus mensajeros, antes bien, estos debían ser anunciados, a lo largo de las escrituras encontramos a Dios dando instrucciones, profiriendo juicios, dando promesas, anunciando el futuro, en fin dándose a conocer, hombres como Isaías, Jeremías, Ageo o aun Jonás eran los canales a través de los cuales hacia conocer su voluntad.
Por tanto es inadmisible la idea de que Dios le prohibió decir lo que escuchaba, cabe señalar que cuando el Señor prohibía alguna porción de lo que había revelado, el texto sagrado lo registra, como por ejemplo apocalipsis 10:4 donde se le pide a Juan que no escriba lo que escuchó.
En conclusión, 2 de Corintios 12 del 1 al 13 es la conclusión a la defensa de su apostolado, tema que viene desarrollándose desde el capitulo 10, Pablo apela a sus vicisitudes por causa del evangelio y presenta las visiones y revelaciones dadas por Dios como el epitome de su ministerio, y como señal de que este ha sido ordenado por Dios.
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