Libres de la Ley…y no bajo el régimen viejo de la letra.
Libres de la Ley…y no bajo el régimen viejo de la letra.
Por: Jorge Rojas
Romanos el capítulo 7 de los versículos del 1 al 6, Pablo traza un paralelismo entre la Ley y la Gracia, y para ilustrarlo toma la figura del matrimonio en su aspecto legal. Notemos:
v ¿Acaso ignoran, hermanos míos (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene dominio sobre el hombre mientras vive, así como una mujer casada está ligada por la ley a su esposo mientras él vive? Pero si su esposo fallece, ella queda libre de su esposo por la ley, pero si ella se une a otro varón mientras vive su esposo, es adúltera, pero si su esposo fallece, ella queda libre por la ley, y no es adúltera aunque se case con otro.
Ahora pues, hermanos míos, también ustedes están muertos a la ley mediante el
cuerpo del Cristo, para que sean de otro, de Aquel que resucitó de entre los
muertos, para que produzcan fruto para Dios.
Porque cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, estimuladas por
la ley, actuaban en nuestros miembros para que produjéramos fruto para muerte,
pero ahora hemos quedado libres de la ley estando muertos a lo que nos tenía
sujetos, para que desde ahora atendamos a lo nuevo del espíritu, y no al antiguo
orden de la letra. (Rom.7:1-6 Peshita versión Aramea del NT)
Los textos antes mencionados son sencillamente la conclusión de un tema que viene desarrollándose desde el capitulo 6 verso 14 con respecto a que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, y bajo la analogía del matrimonio Pablo procede a mostrar que el creyente a muerto a la ley y por tanto no está bajo esta.
Procedamos a explicar esto, tomemos como ejemplo un reo de muerte, una vez que un criminal condenado a muerte ha sido ejecutado, ya no tiene nada que ver con la ley que lo condenó a la pena capital, la justicia de la ley ha sido cumplida y satisfecha. ¿Qué es lo que la ley podría aun reclamar de un hombre muerto? Nada. De la misma manera el creyente ha muerto en y con Cristo mediante la fe en el sacrificio de la cruz, Él mismo cargó con todos nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados; ( 1 Ped.2:24 Peshita) Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo. (2 Cor.5:21 DHH)
En palabras de Pablo a los gálatas, Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: "Maldito todo el que muere colgado de un madero." (Gal.3:13; Dt.21:13 RV60) la maldición de una ley quebrantada la cual es muerte, fue ejecutada sobre Cristo y sobre todo creyente por fe en dicho sacrificio, por tanto el creyente puede decir como Pablo “ He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gal.2:20 NVI) En este sentido el creyente ha muerto a la ley y posee una nueva vida en Cristo “De modo que todo el que está en el Cristo, es nueva criatura; las cosas viejas pasaron y todo ha llegado a ser nuevo por medio de Dios… (2 Cor.5:17,18 Peshita) El pagó la deuda del hombre y mediante su muerte pudo “… librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb.2:15 NVI) la servidumbre del pecado y bajo la condenación de la muerte, apartados de Dios por culpa del pecado (Is.59:2)
La casada está ligada por ley a su esposo sólo mientras éste vive; pero si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo vive, se le considera adúltera. Pero si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro hombre (Rom.7:2,3 NVI)
Algunos han llegado a pensar e incluso a argumentar, que el marido en esta alegoría es la ley, y al esta morir o “ser clavada en la cruz” estamos libres de su condenación y por ende de su observancia, sin embargo en la alegoría ¿Quién es el que muere? ¿El hombre o la ley? ¿A quién representa el antiguo marido y con quien nos hemos desposado? ¿Con la ley o con la gracia? Son preguntas de vital importancia para la compresión de estas declaraciones paulinas.
Comencemos con nuestra primera pregunta, ¿Quién es el que muere? ¿El hombre o la ley? miremos la primera parte del texto original;
ωστε αδελφοι μου και υμεις εθανατωθητε τω
De modo que hermanos mios también ustedes fueron puestos a muerte a la
Νομω δια του σωματος του χριστου
ley a través de el cuerpo de el Ungido
Note entonces que quien muere es el creyente, “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Rom.6:6 RV60) En la ilustración, la muerte del marido fue la que liberó a la esposa de la ley; en la aplicación, la muerte de la vieja naturaleza pecaminosa es la que libera al creyente de la condenación y del dominio de la ley, para que se una a Cristo. Aquí, como en el cap. 6, Pablo ve al cristiano como si tuviera una vida doble: la antigua vida condenada por el pecado, de la que se despoja con Cristo, y la nueva vida de aceptación y santidad a la cual resucita con Cristo.(ver Rom.6:11; Efe.4:24; Col.2:12,13; 3:9,10) La muerte disuelve la obligación legal de matrimonio, por tanto, así como la muerte libera a la esposa de las obligaciones que impone la ley del casamiento, o sea que pueda casarse legalmente con otro, así también la crucifixión (o muerte) del cristiano con Cristo lo libera del dominio del pecado y de la condenación de la ley comenzando así una nueva unión espiritual con el Salvador resucitado.
Pero que decir con respecto a nuestra segunda pregunta, ¿A quién representa el antiguo marido en la ilustración del apóstol? ¿ a la ley o al pecado? porque quien ha muerto (metafóricamente) es el creyente no la ley, entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido? Dejemos que Jesús nos lo diga;
Jesús les respondió:
--De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. (Jn.8:34) y Pablo nos dice: ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia? (Rom 6:16)
Si todos somos pecadores según Romanos 3:22, entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido? La respuesta es obvia, el pecado, sin embargo vallamos un poco más allá, ¿A quién pertenecen los que practican el pecado? Note como lo define el apóstol Juan:
--El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio…(1Jn.3:8) Entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido?
Mas no todo está perdido, note la declaración de Pablo en Romanos 6:17,18; Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Ahora por la gracia de Dios le pertenecemos a Cristo, note la última parte del versículo 4 del capítulo en estudio que reza de la siguiente manera;
…para que seáis de otro, del que resucito de los muertos, (cursiva fue añadida) a fin de que llevemos fruto para Dios.
Cabe destacar que en cierta medida el marido lo era también la ley, ahora bien ¿en qué sentido? Notemos; según el apóstol Juan en su 1 epístola señala que el pecado es infracción de la ley (1Jn.3:4) por tanto como pecadores estamos bajo su condenación y la demanda legal exigida por su transgresión es la muerte según Romanos 6:23, de manera que en la muerte del transgresor la justicia de la ley queda satisfecha. En este sentido un muerto ya no está bajo su dominio, metafóricamente hablando el creyente, aquel que por fe acepto la muerte de Jesús en su lugar para salvarle, tampoco lo está, Cristo le liberto del dominio de la ley.
Ahora bien ¿significa esto que el creyente ya no tiene nada que ver con la ley, que puede desdeñarla, irrespetarla y transgredirla? Por supuesto que no, si hiciese caería bajo su condenación, en otras palabras estaría bajo la ley. Para Pablo, estar bajo el dominio de la ley equivale a estar bajo el dominio del pecado. La razón para esto es que la ley sólo revela la norma de rectitud, pero no puede quitar la culpabilidad ni el dominio del pecado. La ley exige completa obediencia a sus preceptos, pero no ofrece al pecador el poder que lo capacita para la obediencia. Por otro lado, la gracia hace lo que la ley es incapaz de realizar. Elimina la culpa del pecado y también imparte poder para vencerlo.
De modo que para Pablo estar bajo la ley es estar bajo el pecado, y morir a la ley equivale a morir al pecado. Su propósito en este capítulo es destacar que, debido al pecado y a la debilidad de la carne pecaminosa (Rom. 8: 3), la ley es completamente incapaz de proporcionar salvación al pecador.
Quedando claro lo antes expuesto y respondidas las preguntas, pasemos ahora a analizar la última parte de esta breve ilustración tomada del matrimonio y utilizada por el apóstol, la cual ha sido mal aplicada y tergiversada por muchos “expositores bíblicos”
Note:
Ø Mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas, que eran por la Ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. (Rom:7:5,6 RV60)
Mientras vivíamos en la carne, ¿Qué significa para Pablo esta expresión? Para el apóstol la expresión vivíamos en la carne representa la unión con la vieja naturaleza, en el cuerpo de pecado (cap. 6: 6), la obediencia a los impulsos más viles, concupiscencia, la palabra carne como tal describe una vida que no ha sido regenerada por el nuevo nacimiento y el poder del Espíritu Santo, es sencillamente la condición del hombre sin Dios, es una vida cuyo principal propósito es la complacencia de los apetitos y de los sentidos, y cuyo centro es el YO (ver Gal.5:19-21)
¿Qué quiso decir el apóstol con que estas pasiones pecaminosas eran por la Ley? ¿Es por ello la ley mala, o será por ventura algún tipo de estimulante de las bajas pasiones del hombre? Para comenzar, en palabras del mismo apóstol el mandamiento es santo justo y bueno (Rom.7:12) y la ley en ninguna manera es pecado (Rom.7:7) entonces que quiso decir Pablo con estas palabras, la respuesta es simple, la ley como ya hemos visto no es la raíz u origen de esas pasiones pecaminosas, sino que la ley revela (vers. 7) dichas pasiones, a las que identifica como pecados y que son propios de la naturaleza rebelde y pecaminosa del hombre, la ley hace resaltar el hecho de que el pecado esta en nosotros, y cabe destacar que la tarea de revelarle al hombre su condición de pecador ante los ojos de un Dios Santo es una obra de vital importancia para la salvación.
La última parte de este versículo es la responsable de tantos problemas teológicos debido a la tergiversación del mismo, muchos han llevado el texto a sostener un teología errada, fruto de su propio razonamiento y lejos de lo que realmente Pablo quiso decir, pasando por alto claros principios de interpretación bíblica han concluido en ataques, censuras y críticas hacia quienes no congenian con sus ideas, especialmente contra Adventistas del Séptimo Día a quienes se les señala como legalistas, no obstante en el texto el apóstol simplemente está diciendo es que los creyentes que han muerto al pecado y resucitado a la vida nueva (cap. 6: 2, 4), ahora prestan un servicio que es nuevo y espiritual.
Su obediencia a la ley de Dios ya no es legalista y mecánica, como si la justificación consistiera simplemente en cumplir con un código de reglamentos externos de conducta que no tiene nada que ver con la condición del corazón. Que mediante su unión con el Salvador resucitado, los creyentes han aprendido un camino nuevo de verdadera obediencia cordial y espiritual. Tal servicio y tal culto sólo son posibles para los que han renacido del Espíritu Santo y viven bajo su influencia.
Es de resaltar que …”la ley es espiritual y yo soy carnal vendido al pecado”(Rom.7:14) y que los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios ni tampoco pueden, y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.(Rom.8:7,8) ¿nota usted la condición del hombre y la necesidad de nacer de nuevo? El Señor lo expreso de la siguiente manera en su entrevista con Nicodemo hace más de dos mil años;
· Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo: A menos que el hombre naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Jn.3:3-6)
Solo mediante el nuevo nacimiento podemos servir bajo el régimen nuevo del Espíritu. La pregunta es ¿Qué significa entonces estar bajo el régimen viejo de la letra? No es otra cosa que una descripción de la obediencia legalista, de los que tratan de alcanzar la salvación por las obras de la ley. Tristemente así procedían los fariseos que eran cuidadosos en diezmar "la menta y el eneldo y el comino" pero al mismo tiempo omitían "lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe" (Mat. 23: 23). "Lo más importante" era lo que tenía que ver con el corazón y el espíritu.
Servir "en antigüedad de letra" sólo puede conducir al pecado y a la muerte (Rom. 7: 5); pero el Evangelio es portador del ofrecimiento de Dios de capacitar al hombre para el servicio espiritual que emana del corazón. Haber renacido del Espíritu Santo significa la creación de un corazón limpio y la renovación de un espíritu recto (Sal. 51: 10), de modo que desde allí en adelante el creyente ya no sirve a Dios movido por el sentimiento de un yugo legal sino en libertad y amor, no por el interés de ganar el favor divino, alcanzar la salvación o sencillamente por temor, sino en un nuevo espíritu capaz de obedecer y sujetarse por amor a los mandamientos de Dios.
Por: Jorge Rojas
Romanos el capítulo 7 de los versículos del 1 al 6, Pablo traza un paralelismo entre la Ley y la Gracia, y para ilustrarlo toma la figura del matrimonio en su aspecto legal. Notemos:
v ¿Acaso ignoran, hermanos míos (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene dominio sobre el hombre mientras vive, así como una mujer casada está ligada por la ley a su esposo mientras él vive? Pero si su esposo fallece, ella queda libre de su esposo por la ley, pero si ella se une a otro varón mientras vive su esposo, es adúltera, pero si su esposo fallece, ella queda libre por la ley, y no es adúltera aunque se case con otro.
Ahora pues, hermanos míos, también ustedes están muertos a la ley mediante el
cuerpo del Cristo, para que sean de otro, de Aquel que resucitó de entre los
muertos, para que produzcan fruto para Dios.
Porque cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, estimuladas por
la ley, actuaban en nuestros miembros para que produjéramos fruto para muerte,
pero ahora hemos quedado libres de la ley estando muertos a lo que nos tenía
sujetos, para que desde ahora atendamos a lo nuevo del espíritu, y no al antiguo
orden de la letra. (Rom.7:1-6 Peshita versión Aramea del NT)
Los textos antes mencionados son sencillamente la conclusión de un tema que viene desarrollándose desde el capitulo 6 verso 14 con respecto a que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, y bajo la analogía del matrimonio Pablo procede a mostrar que el creyente a muerto a la ley y por tanto no está bajo esta.
Procedamos a explicar esto, tomemos como ejemplo un reo de muerte, una vez que un criminal condenado a muerte ha sido ejecutado, ya no tiene nada que ver con la ley que lo condenó a la pena capital, la justicia de la ley ha sido cumplida y satisfecha. ¿Qué es lo que la ley podría aun reclamar de un hombre muerto? Nada. De la misma manera el creyente ha muerto en y con Cristo mediante la fe en el sacrificio de la cruz, Él mismo cargó con todos nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados; ( 1 Ped.2:24 Peshita) Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo. (2 Cor.5:21 DHH)
En palabras de Pablo a los gálatas, Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: "Maldito todo el que muere colgado de un madero." (Gal.3:13; Dt.21:13 RV60) la maldición de una ley quebrantada la cual es muerte, fue ejecutada sobre Cristo y sobre todo creyente por fe en dicho sacrificio, por tanto el creyente puede decir como Pablo “ He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gal.2:20 NVI) En este sentido el creyente ha muerto a la ley y posee una nueva vida en Cristo “De modo que todo el que está en el Cristo, es nueva criatura; las cosas viejas pasaron y todo ha llegado a ser nuevo por medio de Dios… (2 Cor.5:17,18 Peshita) El pagó la deuda del hombre y mediante su muerte pudo “… librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Heb.2:15 NVI) la servidumbre del pecado y bajo la condenación de la muerte, apartados de Dios por culpa del pecado (Is.59:2)
La casada está ligada por ley a su esposo sólo mientras éste vive; pero si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo vive, se le considera adúltera. Pero si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro hombre (Rom.7:2,3 NVI)
Algunos han llegado a pensar e incluso a argumentar, que el marido en esta alegoría es la ley, y al esta morir o “ser clavada en la cruz” estamos libres de su condenación y por ende de su observancia, sin embargo en la alegoría ¿Quién es el que muere? ¿El hombre o la ley? ¿A quién representa el antiguo marido y con quien nos hemos desposado? ¿Con la ley o con la gracia? Son preguntas de vital importancia para la compresión de estas declaraciones paulinas.
Comencemos con nuestra primera pregunta, ¿Quién es el que muere? ¿El hombre o la ley? miremos la primera parte del texto original;
ωστε αδελφοι μου και υμεις εθανατωθητε τω
De modo que hermanos mios también ustedes fueron puestos a muerte a la
Νομω δια του σωματος του χριστου
ley a través de el cuerpo de el Ungido
Note entonces que quien muere es el creyente, “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Rom.6:6 RV60) En la ilustración, la muerte del marido fue la que liberó a la esposa de la ley; en la aplicación, la muerte de la vieja naturaleza pecaminosa es la que libera al creyente de la condenación y del dominio de la ley, para que se una a Cristo. Aquí, como en el cap. 6, Pablo ve al cristiano como si tuviera una vida doble: la antigua vida condenada por el pecado, de la que se despoja con Cristo, y la nueva vida de aceptación y santidad a la cual resucita con Cristo.(ver Rom.6:11; Efe.4:24; Col.2:12,13; 3:9,10) La muerte disuelve la obligación legal de matrimonio, por tanto, así como la muerte libera a la esposa de las obligaciones que impone la ley del casamiento, o sea que pueda casarse legalmente con otro, así también la crucifixión (o muerte) del cristiano con Cristo lo libera del dominio del pecado y de la condenación de la ley comenzando así una nueva unión espiritual con el Salvador resucitado.
Pero que decir con respecto a nuestra segunda pregunta, ¿A quién representa el antiguo marido en la ilustración del apóstol? ¿ a la ley o al pecado? porque quien ha muerto (metafóricamente) es el creyente no la ley, entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido? Dejemos que Jesús nos lo diga;
Jesús les respondió:
--De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. (Jn.8:34) y Pablo nos dice: ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia? (Rom 6:16)
Si todos somos pecadores según Romanos 3:22, entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido? La respuesta es obvia, el pecado, sin embargo vallamos un poco más allá, ¿A quién pertenecen los que practican el pecado? Note como lo define el apóstol Juan:
--El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio…(1Jn.3:8) Entonces ¿Quién era nuestro antiguo marido?
Mas no todo está perdido, note la declaración de Pablo en Romanos 6:17,18; Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Ahora por la gracia de Dios le pertenecemos a Cristo, note la última parte del versículo 4 del capítulo en estudio que reza de la siguiente manera;
…para que seáis de otro, del que resucito de los muertos, (cursiva fue añadida) a fin de que llevemos fruto para Dios.
Cabe destacar que en cierta medida el marido lo era también la ley, ahora bien ¿en qué sentido? Notemos; según el apóstol Juan en su 1 epístola señala que el pecado es infracción de la ley (1Jn.3:4) por tanto como pecadores estamos bajo su condenación y la demanda legal exigida por su transgresión es la muerte según Romanos 6:23, de manera que en la muerte del transgresor la justicia de la ley queda satisfecha. En este sentido un muerto ya no está bajo su dominio, metafóricamente hablando el creyente, aquel que por fe acepto la muerte de Jesús en su lugar para salvarle, tampoco lo está, Cristo le liberto del dominio de la ley.
Ahora bien ¿significa esto que el creyente ya no tiene nada que ver con la ley, que puede desdeñarla, irrespetarla y transgredirla? Por supuesto que no, si hiciese caería bajo su condenación, en otras palabras estaría bajo la ley. Para Pablo, estar bajo el dominio de la ley equivale a estar bajo el dominio del pecado. La razón para esto es que la ley sólo revela la norma de rectitud, pero no puede quitar la culpabilidad ni el dominio del pecado. La ley exige completa obediencia a sus preceptos, pero no ofrece al pecador el poder que lo capacita para la obediencia. Por otro lado, la gracia hace lo que la ley es incapaz de realizar. Elimina la culpa del pecado y también imparte poder para vencerlo.
De modo que para Pablo estar bajo la ley es estar bajo el pecado, y morir a la ley equivale a morir al pecado. Su propósito en este capítulo es destacar que, debido al pecado y a la debilidad de la carne pecaminosa (Rom. 8: 3), la ley es completamente incapaz de proporcionar salvación al pecador.
Quedando claro lo antes expuesto y respondidas las preguntas, pasemos ahora a analizar la última parte de esta breve ilustración tomada del matrimonio y utilizada por el apóstol, la cual ha sido mal aplicada y tergiversada por muchos “expositores bíblicos”
Note:
Ø Mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas, que eran por la Ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. (Rom:7:5,6 RV60)
Mientras vivíamos en la carne, ¿Qué significa para Pablo esta expresión? Para el apóstol la expresión vivíamos en la carne representa la unión con la vieja naturaleza, en el cuerpo de pecado (cap. 6: 6), la obediencia a los impulsos más viles, concupiscencia, la palabra carne como tal describe una vida que no ha sido regenerada por el nuevo nacimiento y el poder del Espíritu Santo, es sencillamente la condición del hombre sin Dios, es una vida cuyo principal propósito es la complacencia de los apetitos y de los sentidos, y cuyo centro es el YO (ver Gal.5:19-21)
¿Qué quiso decir el apóstol con que estas pasiones pecaminosas eran por la Ley? ¿Es por ello la ley mala, o será por ventura algún tipo de estimulante de las bajas pasiones del hombre? Para comenzar, en palabras del mismo apóstol el mandamiento es santo justo y bueno (Rom.7:12) y la ley en ninguna manera es pecado (Rom.7:7) entonces que quiso decir Pablo con estas palabras, la respuesta es simple, la ley como ya hemos visto no es la raíz u origen de esas pasiones pecaminosas, sino que la ley revela (vers. 7) dichas pasiones, a las que identifica como pecados y que son propios de la naturaleza rebelde y pecaminosa del hombre, la ley hace resaltar el hecho de que el pecado esta en nosotros, y cabe destacar que la tarea de revelarle al hombre su condición de pecador ante los ojos de un Dios Santo es una obra de vital importancia para la salvación.
La última parte de este versículo es la responsable de tantos problemas teológicos debido a la tergiversación del mismo, muchos han llevado el texto a sostener un teología errada, fruto de su propio razonamiento y lejos de lo que realmente Pablo quiso decir, pasando por alto claros principios de interpretación bíblica han concluido en ataques, censuras y críticas hacia quienes no congenian con sus ideas, especialmente contra Adventistas del Séptimo Día a quienes se les señala como legalistas, no obstante en el texto el apóstol simplemente está diciendo es que los creyentes que han muerto al pecado y resucitado a la vida nueva (cap. 6: 2, 4), ahora prestan un servicio que es nuevo y espiritual.
Su obediencia a la ley de Dios ya no es legalista y mecánica, como si la justificación consistiera simplemente en cumplir con un código de reglamentos externos de conducta que no tiene nada que ver con la condición del corazón. Que mediante su unión con el Salvador resucitado, los creyentes han aprendido un camino nuevo de verdadera obediencia cordial y espiritual. Tal servicio y tal culto sólo son posibles para los que han renacido del Espíritu Santo y viven bajo su influencia.
Es de resaltar que …”la ley es espiritual y yo soy carnal vendido al pecado”(Rom.7:14) y que los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios ni tampoco pueden, y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.(Rom.8:7,8) ¿nota usted la condición del hombre y la necesidad de nacer de nuevo? El Señor lo expreso de la siguiente manera en su entrevista con Nicodemo hace más de dos mil años;
· Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo: A menos que el hombre naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Jn.3:3-6)
Solo mediante el nuevo nacimiento podemos servir bajo el régimen nuevo del Espíritu. La pregunta es ¿Qué significa entonces estar bajo el régimen viejo de la letra? No es otra cosa que una descripción de la obediencia legalista, de los que tratan de alcanzar la salvación por las obras de la ley. Tristemente así procedían los fariseos que eran cuidadosos en diezmar "la menta y el eneldo y el comino" pero al mismo tiempo omitían "lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe" (Mat. 23: 23). "Lo más importante" era lo que tenía que ver con el corazón y el espíritu.
Servir "en antigüedad de letra" sólo puede conducir al pecado y a la muerte (Rom. 7: 5); pero el Evangelio es portador del ofrecimiento de Dios de capacitar al hombre para el servicio espiritual que emana del corazón. Haber renacido del Espíritu Santo significa la creación de un corazón limpio y la renovación de un espíritu recto (Sal. 51: 10), de modo que desde allí en adelante el creyente ya no sirve a Dios movido por el sentimiento de un yugo legal sino en libertad y amor, no por el interés de ganar el favor divino, alcanzar la salvación o sencillamente por temor, sino en un nuevo espíritu capaz de obedecer y sujetarse por amor a los mandamientos de Dios.
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