MATRIMONIO Y DIVORCIO

01/12/2009
MATRIMONIO Y DIVORCIO
Por. Jorge Rojas

Heb 13:4 Tened todos en gran respeto el matrimonio, y el lecho conyugal sea sin mancha; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. (NBJ)

Origen del matrimonio. Antes del pecado
Génesis cap. 2:24
(NVI) Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.
• (Dios) dictó la ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y progreso para los hombres. (Discurso muestra de Jesucristo Cap. La espiritualidad de la ley)
• Una de las principales causas de divorcio es la violación del principio de dejar padre y madre y constituir un hogar aparte de estos, no significa un abandono de los padres, no, sino el establecimiento de un nuevo hogar.
• El llegar a ser uno es un milagro del Creador del matrimonio, el esfuerzo mancomunado para adaptarse y vivir el uno para el otro a pesar de las diferencias en personalidad, carácter y demás, hallan su centro en Cristo, la fuente del verdadero amor, en tal sentido el matrimonio es un trípode, el, ella y Cristo, solo Él debe ser no solo parte del cerrado circulo del matrimonio, sino el centro del mismo, como bien se señalo antes.
Mateo 19:4-6 (NVI)
Mat. 19:3 Algunos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: --¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?
Mat 19:4 --¿No han leído que en el principio el Creador 'los hizo hombre y mujer',*
Mat 19:5 y dijo: 'Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo ?
Mat 19:6 Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Según el registro de Mateo y Marcos este incidente tuvo lugar en alguna región de Judea, probablemente Perea territorio de Herodes de Antipas. Marcos destaca que la intención de los fariseos era tentar (peirazontes) a Jesús; “Y llegándose los Fariseos, le preguntaron, para tentarle…” (v. 2). Es interesante notar que Marcos utiliza esta misma palabra, peirazontes, al hablar de Satanás tentando o probando a Jesús en el desierto (1:12-13). Las intenciones de estos doctores de la ley era que Jesús se condenase así mismo con sus palabras, note que Herodes se divorció de su esposa, Aretes, para casarse con Herodías, que había sido esposa de su hermano Felipe. Juan Bautista condeno este matrimonio y su crítica resultó en su decapitación (6:18-29). Seguramente los fariseos creían que si conseguían que Jesús condenara el divorcio, Antipas y Herodías se ocuparán de deshacerse de él tal como lo habían hecho con Juan el Bautista, de hecho Herodes sabia de Jesús y creía que era Juan resucitado (6:14-16).
Carta de divorcio. DT.24: 1-4 –Despues del pecado
¿ Porque ? Mateo 19:7,8
Mat 19:7 Dícenle: ¿Por qué pues Moisés mandó dar carta de divorcio, y despedirla?
Mat 19:8 Díjoles: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió despedir vuestras mujeres; mas al principio no fue así. (RV1865)

Los escribas y fariseos enseñaban que Moisés había ordenado el divorcio y después añadían que podían divorciarse por cualquier causa. Habían otorgado a la frase “alguna cosa indecente o vergonzosa” el valor de significar cualquier tipo de impureza que se les ocurriera. La consecuencia era que en el tiempo de Jesús se cometían terribles injusticias contra las mujeres que eran repudiadas por las razones más indignas y baladíes.
Existían dos escuelas rabínicas radicalmente opuestas una de la otra en cuanto al divorcio y otros temas teológicos de los cuales no abordaré en este estudio, Hillel quien se caracterizaba por ser liberal y Shammai por ser conservador. Durante el primer siglo los debates acerca del divorcio y segundo matrimonio sostenidas por las ambas escuelas eran acaloradas. Los Hileritas interpretaron Deuteronomio 24 admitiendo el divorcio por “un asunto de desnudez” o “a causa de inmoralidad” para indicar que el divorcio estaba permitido por adulterio (“desnudez,” “inmoralidad”) así como por cualquier otra “causa” o “cosa.” En tal sentido podían divorciarse de sus esposas por los motivos más vánales. Esta era la interpretación más extendida.
Tratemos las dos preguntas que se le hacen a Jesús. La primera es si es lícito divorciarse por cualquier causa. El texto dice: si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente. ¿Qué quiere decir esto de “alguna cosa indecente”? Literalmente el texto hebreo habla de haber hallado en ella la “desnudez del asunto” עֶרְוַת דָּבָר (ervat davar) ¿Tiene esta expresión una connotación sexual, se trataría de algún tipo de inmoralidad sexual? Es complicado que estuviese hablando de adulterio, pues el adulterio en la legislación mosaica acarreaba la pena de muerte. Entonces, ¿sería mejor interpretarlo como “ausencia de algo”? ¿Una forma de expresar que el marido consideraba que a la mujer le faltaba algo que a él le hubiese agradado?
Que dice el Talmud al respecto: “El tratado talmúdico GITTIN estudia esta dife-rencia de interpretación. La traducción de Leo Auer¬bach dice: «La casa de Shammai establece: Un hombre no puede repudiar a su mujer, a menos que ella le sea infiel; ya que se lee en Deuteronomio (24:1): «porque descubre en ella algo vergonzoso e impuro». La casa de Hillel dice: «Puede repudiarla simplemente por un man¬jar mal hecho o por un plato solicitado y no servido; ya que fue dicho: todo es impuro o vergonzoso. El rabí Akiba afirma: «Puede repudiarla si ha encontrado una mujer más hermosa que la suya, ya que fue dicho (Dt. 24:1): «Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta…». (The Babylonian Talmud in Selec¬tion, Nueva York, 1944, p. 178)”.
¿Por qué pues Moisés mandó dar carta de divorcio, y despedirla? En esencia era una pregunta capciosa, los fariseos intentaban implicar a Jesús en los debates teológicos de la época para poder acusarle en una u otra dirección. ¿De qué lado se colocaría Jesús? ¿Estaba de acuerdo con la interpretación de Hillel de Deuteronomio 24, o con la escuela de Shammai? En la Mishná, en Gittin 9:10 habla de las dos posturas adoptadas por las escuelas de Hillel y Shanmay la de este último decía que un hombre no puede divorciarse salvo que encuentre en ella algo impropio o indecente mientras que Hillel decía que el hombre puede divorciarse aun por causa de que su esposa le quemara su ropa.
En respuesta a la pregunta de los fariseos, Jesús les dio un resonante “no.” Él no estaba de acuerdo con la idea que el divorcio era legítimo “por cualquiera y cada una de las razones,” como lo hacía Hillel. Aquellos que se divorciaban de su esposa por cualquier razón que no fuera porneia y se casaban de nuevo cometían adulterio. Cabe señalar que Jesús no rechazó el Antiguo Testamento en este punto, sino a la interpretación equivocada de él, defendiendo la comprensión adecuada de Deuteronomio al permitir el divorcio solo en caso de adulterio. Jesús permite el divorcio en caso de adulterio porque esta ruptura no depende de Dios, sino de los cónyuges. Se trata del fracaso del amor humano; no es cuestión del amor de Dios. La infidelidad destroza la pareja. No se trata tampoco de que Dios instituya el divorcio, como antes instituyó el matrimonio entre un hombre y una mujer, que es el único que contempla la Biblia. Esto es inimaginable, ya que el divorcio es siempre un mal, incluso cuando es un mal menor.
Lo que hace Jesús es señalar la realidad del divorcio como un hecho innegable producido por la infidelidad. La comprensión de este punto es capital para entender la doctrina bíblica sobre el divorcio.
• Como todas las demás excelentes dádivas que Dios confió a la custodia de la humanidad, el matrimonio fue pervertido por el pecado; pero el propósito del Evangelio es restablecer su pureza, y hermosura. (Discurso muestro de Jesucristo Cap. La espiritualidad de la ley)
“Cualquiera que repudiare á su mujer, y se casare con otra, comete adulterio contra ella” (Mr.10: 11).
Ésta es una declaración dramática para una cultura patriarca que no considera adulterio una ofensa contra la mujer. Según hasta qué punto se considere ofensa el adulterio del hombre, esta ofensa va contra el padre de la esposa, con quien el marido contrató el matrimonio originalmente, y no contra la esposa.
“Y si la mujer repudiare á su marido y se casare con otro, comete adulterio” (Mr.10: 12).
La mayoría de eruditos judíos dicen que mujeres judías no eran libres para divorciarse de sus esposos, por lo tanto, versículo 12 refleja más las costumbres romanas que existían al escribirse este Evangelio. Sin embargo, Herodías se divorció de su esposo para casarse con Herodes Antipas, y el Mishnah concede a mujeres el derecho de divorciarse bajo ciertas circunstancias excepcionales como, por ejemplo, la impotencia (Edwards, 304).
Hablemos un poco del divorcio. El divorcio
El divorcio en el Antiguo Testamento (Mateo 19.8,9; Deuteronomio 24) fue permitido o tolerado por Moisés. Moisés no dio una ley sino una concesión. Sólo lo permitió en el peor de los casos. La reglamentación mosaica no era más que una concesión a la naturaleza humana caída; fue un permiso frente a un ideal perdido. El ideal del matrimonio hay que buscarlo en la unión inseparable, perfecta de Adán y Eva. Eso es lo que se propuso Dios con el matrimonio.
El divorcio en el mundo grecorromano vino a ser una cosa muy común. Un comentarista relata que el hombre de Roma podía repudiar a su esposa por cualquier causa mínima, y que las mujeres podían con la misma facilidad divorciar a sus esposos. El matrimonio había perdido su santidad, y en él se entraba fácilmente y fácilmente se anulaba. Otro escritor dice que en la sociedad romana del primer siglo el voto matrimonial tenía menor valor que cualquier contrato de negocio. Se dice que el divorcio llegó a tal extremo que la gente que se divorciaba hasta intercambiaba regalos como señal de que no había resentimiento entre ellos. A una sociedad como ésta, adúltera, fornicaria y pecadora vino Cristo. A este mundo perdido en su ignorancia e impiedad se le ofrece el perdón de pecados por medio del sacrificio de Cristo.
“era lícito al marido repudiar á su mujer” (v. 2). Los fariseos esperan que Jesús escoja un lado de la controversia, así alienándose de los que se encuentran al otro lado. La escuela de Shammai interpreta el significado de Deuteronomio 24 diciendo que un hombre puede divorciarse de su esposa solo en caso de adulterio. La escuela de Hillel interpreta el mismo pasaje diciendo que un hombre puede divorciarse de su mujer por casi cualquier fallo que le encuentre, y el divorcio por razones triviales es común. Anote que al hombre se le permite divorciarse de su esposa pero no viceversa. A las mujeres se les trata como propiedad del marido, y pocas de ellas tienen derechos legales. A menudo, las consecuencias del divorcio para una mujer son devastadoras, y le dejan con pocas opciones para mantenerse. Algunas mujeres divorciadas pueden atraer a un pretendiente, pero muchas no.
Jesús contestó, “¿Qué os mandó Moisés?” Ellos contestaron, “Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar” (vv. 3-4). Los fariseos se refieren a Deuteronomio 24, que dice:
• “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa torpe, le escribirá carta de repudio, y se la entregará en su mano, y despedirála de su casa. Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Y si la aborreciere aqueste último, y le escribiere carta de repudio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; ó si muriere el postrer hombre que la tomó para sí por mujer, No podrá su primer marido, que la despidió, volverla á tomar para que sea su mujer, después que fue amancillada; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad” (Deuteronomio 24:1-4).
Note que este pasaje no da permiso a un hombre para divorciarse de su esposa, sino que simplemente describe (sin condenar) una situación en que el hombre ya lo ha hecho. El énfasis no se encuentra en darle permiso al marido para divorciarse, sino en prohibirle que se vuelva a casar con su primera esposa, que se ha casado con otro hombre. El certificado de divorcio le provee a la mujer divorciada con protección legal y el derecho de casarse de nuevo. También, fíjese que este pasaje no expresa ninguna condenación hacia el segundo matrimonio de la mujer divorciada.
“Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento” (v. 5). Jesús “reta la presunción hermenéutica que supone que porque algo es ‘permitido’ es, por lo tanto, la voluntad de Dios” (Evans, 84). El divorcio es simplemente el menor de dos males – un escape para disminuir los efectos destructivos de un corazón endurecido. Una anulación difiere del divorcio solo en el sentido técnico, pero también es necesitado por un corazón endurecido. Sin embargo, Jesús no declara inválido el pasaje de Deuteronomio.
“Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (v. 6). Jesús pasa la conversación de Deuteronomio a Génesis – de Moisés a Dios – del divorcio al matrimonio – de lo que se permite a lo que se intenciona. No contradice que Deuteronomio permite el divorcio, pero dice que Moisés dio este permiso como concesión por nuestra “dureza de corazón” – nuestra naturaleza pecadora. Jesús no discute con Moisés, en vez, nos dirige a una autoridad aún más fundamental, citando Génesis 1:27 y 2:24 para aclarar la intención original de Dios – que hombre y mujer se conviertan en “una carne.”
“Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se juntará á su mujer. Y los que eran dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino una carne” (vv. 7-8). La frase “una carne,” sugiere una unión sexual, pero claramente Jesús quiere decir que tal unión es parte de una relación aún más profunda y duradera creada por Dios.
“Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre” (v. 9). “El verbo synezeuxen (‘unidos’) consiste del prefijo/preposición syn (‘con’) y la raíz zeug-, que puede describir dos animales unidos por un ‘yugo’ (zeugos). Por extensión, se refiere a una pareja o, en este caso, una pareja casada” (Donahue y Harrington, 294).
En el principio no fue así -¿Cuál era el plan original de Dios?
La ley mosaica sobre el divorcio no fue dada para anular los ideales del matrimonio instituido por Dios en la creación, sino a causa de la "dureza" de los corazones humanos (Mat. 19: 8). La suerte de una mujer sola y desechada era deplorable. La carta de divorcio aliviaba su infortunio. Esta ley sencillamente reconocía la situación existente y buscaba mejorarla. Esta era una ley de permisión, y no de obligación. Estas mismísimas restricciones tenían por objeto eliminar el fácil proceso de divorcio que evidentemente los hebreos habían aprendido en su asociación con los pueblos paganos.
• Sin duda alguna Jesús cito el principio de la indisolubilidad del matrimonio y señalo el origen Divino del mismo. De manera que el plan de Dios es que el matrimonio sea para toda la vida, por tanto el divorcio es una figura extraña en los propósitos del Creador y no es la opción para la pareja si las cosas no marchan bien.
La ley de Deut. 24: 1-4 no instituyó el divorcio, sino que lo toleró en vista de las imperfecciones de la naturaleza humana y los bajos conceptos morales del pueblo de Dios en ese tiempo. Para conocer la opinión de Dios respecto del matrimonio es preciso no detenerse en Deut. 24: 1-4, sino que, como lo hiciera Jesús, hay que remontarse a Gén. 1: 27 y 2: 24 (Mat. 5: 27, 31,32 ; 19: 3-9). El consejo escrito por Moisés para la gente de sus días debe interpretarse a la luz de las costumbres de su época, y no de la nuestra, y siempre teniendo en vista el ideal divino. Una vez más Cristo elevó la vista de los hombres hacia ese divino ideal ordenado en el Edén. Ese primer matrimonio nos proporciona el modelo dado por Dios para su pueblo de hoy. ( Cont. B. Adv. T4)



Notas del comentario bíblico adventista.

Moisés os permitió.
Sin embargo, la enseñanza de Cristo muestra claramente que las disposiciones de la ley de Moisés para el divorcio no constituyen el ideal divino para sus hijos (Mat. 19: 9).
Al principio.
La ley de Gén. 1: 27; 2: 24 es anterior a la ley de Deut. 24: 1-4 y es superior a ella, porque en la parte del Génesis que describe el Edén, se presenta el ideal divino para los hijos terrenales del Señor. Dios nunca invalidó la ley del matrimonio que enunció en el principio. No era el plan divino que el divorcio fuera alguna vez necesario. Por lo tanto, aquellos cristianos que tengan el deseo y el propósito de seguir el plan celestial, no buscarán el divorcio como solución para sus dificultades matrimoniales (Mat. 19: 9).
Os digo.
Ver com. cap. 5: 22. La única modificación hecha en la ley original del matrimonio para adaptarla a un mundo caído, es que la violación del pacto matrimonial por infidelidad conyugal puede servir de razón legítima para disolver el matrimonio. De otro modo, no puede disolverse legítimamente.
Fornicación.
Gr. pornéia (ver com. cap. 5:32). En el NT la palabra pornéia sirve para designar todas las relaciones ilícitas, tanto antes del matrimonio como después de él. Quizá la expresión "falta de castidad" traduciría mejor el significado de la palabra griega. Bajo la ley mosaica, la infidelidad en el matrimonio exigía pena de muerte (ver com. Lev. 20: 10), y no el divorcio. Además, bajo la ley de Moisés la pena de muerte era obligatoria. Según la ley cristiana aquí expuesta, el divorcio no es obligatorio, sino permitido. A partir de lo que Jesús enseña aquí, puede inferirse que la parte inocente queda en libertad de elegir si ha de continuar la relación matrimonial. Sin embargo, la reconciliación es siempre lo ideal, sobre todo si la pareja tiene hijos.
No conviene casarse.
Sugerían con esto que, en vista de la naturaleza humana y las múltiples circunstancias que podrían llevar a la incompatibilidad matrimonial, quizá sería mejor no casarse nunca. Sin duda, la norma que Jesús había presentado pareció a primera vista demasiado elevada aun para los discípulos, lo que también ocurre hoy. Lo que los discípulos olvidaron, y que también olvidan los cristianos hoy, es que Cristo ofrece otra solución para el desacuerdo matrimonial. Según la fórmula de Cristo, cuando los caracteres y las personalidades no congenian, la solución está en cambiar el carácter, el corazón y la vida (ver com. Rom. 12:2), y no cambiar de cónyuge. Los principios en los cuales debe basarse esta transformación se presentan claramente en el Sermón del Monte (ver com. Mat. 5:38-48; 6:14-15). Si se aplican estos principios a situaciones matrimoniales difíciles, se efectuarán los mismos milagros que ocurren cuando se los aplican a otras relaciones sociales. No hay problema matrimonial que no pueda resolverse para satisfacción de ambos cónyuges si los dos están dispuestos a seguir los principios presentados por Cristo en el Sermón del Monte. Y si uno de los cónyuges está dispuesto a hacerlo, aunque el otro no lo esté, muchas veces es posible alcanzar un grado notable de paz matrimonial, y a menudo el resultado final es que se gana al que no estaba dispuesto a seguir las enseñanzas de Cristo. Esta recompensa vale más que la paciencia y la abnegación que exige.
¿Cuál es la actitud de Dios Frente al divorcio? Mal: 15 y 16
Mal 2:15 [2] ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. [3] Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud.
Mal 2:16 "Yo aborrezco el divorcio dice el Señor, Dios de Israel, y al que cubre de violencia sus vestiduras", dice el Señor Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros. NVI

Comentario: “cúbranse de vestido de violencia.” La “violencia” de ellos es el repudio de sus esposas; el “vestido” con el cual tratan de cubrirla es el pretexto del permiso de Moisés (Deu_24:1; Mat_19:6-9).
Recomendaciones de Paulinas.
A los casados
1Co 7:10 A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor,[8] que la mujer no se separe del marido;
1Co 7:11 y si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.

Co .BibT.4 Mando No yo sino El Señor.
Pablo refuerza su orden inspirada refiriéndose a la clara enseñanza dada por Cristo. Puesto que Jesús había hablado específicamente de este tema, el apóstol podía hacer una referencia tal. Cuando no había una instrucción específica procedente de Jesús, el apóstol podía añadir su propio consejo (ver com. vers. 12). El Salvador declaró que el vínculo matrimonial era sagrado e inmutable (Mat. 5: 31-32; Mar 10: 2-12; Luc. 16: 18). La orden de Jesús no deja lugar para las muchas razones que se presentan para una separación legal, y que son aceptadas hoy día por los tribunales civiles, como incompatibilidad de caracteres, crueldad mental y otras de una naturaleza más trivial. Las leyes griegas y romanas permitían la separación del esposo y la esposa por razones baladíes, y lo mismo sucedía entre los judíos (ver com. Mat. 5: 32). Esta condición de la sociedad influía sin duda para que los cristianos levantaran la cuestión de la legitimidad de la separación entre los creyentes. La respuesta se da con claridad: el divorcio no está dentro del perfecto plan de Dios para la humanidad, y el adulterio es la única razón por la cual se permite el divorcio (Mat. 19: 9).

La mujer no se separe.
O "no sea separada" (voz pasiva), es decir, "no se deje separar". En el Imperio Romano, tanto el hombre como la mujer podían iniciar el divorcio. Aquí se insta a la mujer, no sólo a no iniciar la separación, sino a no dejar que las circunstancias la separen de su marido. Se ha pensado que posiblemente la pregunta a la cual responde Pablo (ver com. vers. 1) tuviera que ver con una hermana que estaba pensando separarse de su marido, quizá un no cristiano.
Si se separa.
O "en el caso de separarse" (BJ); "y caso que llegare a separarse" (BC). Esta declaración es virtualmente una admisión de que la orden dada en el versículo anterior no sería obedecida plenamente debido a la imperfecta condición de la iglesia. Había casos de diferencias matrimoniales que no podrían ser superadas mediante el afecto y la tolerancia cristiana y se produciría la separación; y en estos casos la esposa rechazada o separada no debía casarse con otro, sino buscar la reconciliación con su esposo.
No abandone.
Gr. afi'mi que mejor se traduciría "no despida a su mujer" (BJ), o "no repudie a su mujer" (NC). Este verbo es diferente del que se traduce "no se separe" en el vers. 10. Además, está en la voz activa y no en la pasiva como el primer caso. Aquí el marido inicia la separación, despidiendo a la esposa.
1era causa de divorcio... Muerte
Rom 7:1 Hermanos, les hablo como a quienes conocen la ley. ¿Acaso no saben que uno está sujeto a la ley solamente en vida?
Rom 7:2 Por ejemplo, la casada está ligada por ley a su esposo sólo mientras éste vive; pero si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo.
Rom 7:3 Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo vive, se le considera adúltera. Pero si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro hombre. (NVI)

2da Causa de divorcio ( Infidelidad, Adulterio Rompimiento de los Votos Matrimoniales)
Mat 19:9 Entonces les digo que si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer, es culpable de cometer adulterio. La única razón para que un hombre se divorcie y se case de nuevo es que su esposa tenga relaciones sexuales con otro hombre. (PDT)
Mat 19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de *fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. (RVI995)
*Del griego Porneía ( todo tipo de Relación sexual ilícita)


conclusión

Podría suceder que, con tiempo, trabajo, oración, paciencia, fe y una vida piadosa, se obtuviera una reforma. Vivir con quien violó los votos matrimoniales y se cubrió de oprobio por un amor culpable, pero no lo reconoce, es como un cáncer roedor para el alma; y sin embargo el divorcio es como una llaga en el corazón para toda la vida. Dios se compadezca de la parte inocentes! Antes de contraer matrimonio, éste debe considerarse con mucho cuidado. (Hogar Cristiano . Cap. 12)
En las mentes juveniles el matrimonio está revestido de romanticismo y es difícil despojarlo de ese carácter que le presta la imaginación, para hacer que la mente comprenda cuán pesadas responsabilidades entraña el voto matrimonial. Liga los destinos de dos personas con vínculos que sólo la muerte puede cortar.*
Todo compromiso matrimonial debe ser considerado cuidadosamente, pues el casamiento es un paso que se da toda la vida. Tanto el hombre como la mujer deben considerar cuidadosamente si pueden mantenerse unidos a través de las vicisitudes de la existencia mientras ambos vivan.* . (Hogar Cristiano . Cap. 12)

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