La Biblia y La Idiosincrasia de un País.

22/01/10
La Biblia y La Idiosincrasia de un País.
Por: Jorge Rojas

Malaquias 1:11 Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, es grande mi nombre en medio de las naciones, y en todo santuario se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda pura. Porque grande es mi nombre entre las naciones, ha dicho Jehová de los Ejércitos.

Note que el énfasis es que su nombre es grande entre las naciones, y que en todo santuario se ofrece a su nombre incienso y ofrenda pura. No obstante aunque su nombre es grande entre las naciones no todas las naciones le conocen y adoran como tal, o la luz no ha llegado aun ellos o simplemente la han rechazado. Por supuesto que esto no minimiza ni le resta distinción ni valor al nombre de Dios. El punto es que cada nación posee una cultura distinta a la otra, como también es el caso de países multiculturales como los Estados Unidos de Norte América, la pregunta es ¿como entonces se ofrece a su nombre incienso y ofrenda pura al Señor, cuando cada país posee su identidad nacional basada en su cultura? La respuesta es que la palabra de Dios trasciende la cultura, en ese sentido la adoración es acultural, es decir no está supeditada a la cultura.
Un caso típico de lo anteriormente mencionado se registra en el Evangelio según San Juan el Capitulo 4, el episodio de Jesús y la mujer samaritana, note que al comienzo del dialogo, la barrera del prejuicio aflora en la mujer samaritana al decir, nosotros adoramos en este monte y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar, contrariamente a la repuesta que esperaba la samaritana, Jesús le dice que ni en este monte ni en Jerusalén adoraran al Padre, sino que los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y verdad porque a tales adoradores busca el Padre que le adoren. El problema no era el lugar sino el corazón del adorador, y es aquí donde se torna álgido el tema ya que al aceptar esta interpretación la misma se torna ambigua, ¿significa entonces que no importa como adore a Dios siempre y cuando la haga de corazón?, Quien determina como debe adorarse ¿el hombre o Dios? O aun esto, ¿Se adaptará la adoración y el servicio a Dios a las costumbres y tradiciones del lugar o son las costumbres y tradiciones las que deben adaptarse a lo demandado por Dios tocante a su adoración y servicio?
En el marco de las observaciones anteriores, es fundamental definir lo que es cultura y donde tiene ésta sus raíces. La cultura es el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad determinada...Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. (www.Wikipedia.org) Según el Wiktionary Es el conjunto de costumbres de una comunidad (www.Wiktionary.org) Es el modo de vida de un pueblo, integrado por sus costumbres, tradiciones, normas y expresiones artísticas ( www.edufuturo.com ) En otras palabras, el mejor termino para definir cultura es folklore. Este comprende un conjunto de tradiciones, creencias, costumbres y conocimientos populares de cualquier cultura, transmitidos de generación en generación, en tal sentido el folklore está estrechamente ligado a la cultura de una sociedad.
Como mencioné anteriormente el término general abarca un conjunto de tradiciones, creencias, costumbres y conocimientos populares de cualquier cultura, transmitidos por vía oral, por observación o por imitación, el cual se conserva y transmite de generación en generación con constantes cambios según la memoria, la necesidad inmediata o el propósito del transmisor. Incluye los cuentos, leyendas, mitos, dichos, supersticiones, canciones, danzas, fiestas, juegos, etc. Las costumbres comprenden todo el material relativo a modos de festejos, juegos y danzas, aunque también se refieren a las relativas a cocina y vestimenta.
Resulta oportuno preguntarnos donde tiene sus raíces la cultura o folklore que mantienen viva la idiosincrasia de un país, obviamente no en las sagradas Escrituras, antes bien declara el Señor por medio del profeta Jeremías;
• Así ha dicho Jehová: "No aprendáis el camino de las naciones… Porque las costumbres de los pueblos son vanidad (Jer.10:1,2)
Se observa claramente que cualquier intento de conciliar la cultura con los principios consagrados en las Sagradas Escritura representa una ofensa a Dios, el sincretismo; cuyo sistema filosófico es tratar de conciliar doctrinas diferentes constituye por tanto una abominación. La verdad tal cual está en las Sagradas Escrituras no es relativa, es absoluta.
¿Se adapta Dios a la cultura y a las costumbres de los pueblos? O ¿Son estos los que deben adaptarse a Dios? En cuanto a la adoración, quien coloca las normas ¿El hombre según su criterio de lo que es correcto o Dios en su palabra? Un caso bien conocido es la adoración del becerro de oro por parte del pueblo de Israel poco tiempo después de su salida de Egipto. Según el registro Sagrado el pueblo nunca tuvo la intención de ser idolatra, antes bien era un culto a Jehová. (Ex.35:3-6) pero al estilo egipcio; en otras palabras, estaban adorando a Dios pero de una manera que él ni había ordenado ni tampoco aceptaba, aunque el pueblo le estuviese adorando de corazón. El resultado; tres mil hombres murieron ese día sin contar los que murieron por la plaga que azoto el campamento (PP.337)
No hay nada que ofenda mas a Dios que la descarada actitud de mezclar lo santo con lo común y lo puro con lo profano, tal es el caso de Nadab y Abiú, hecho registrado en Levítico 10, quienes a pesar de ser hijos del sumo sacerdote Aarón e instruidos en el sacerdocio y el servicio del santuario no hicieron distinción entre una cosa y otra, y el funesto resultado fue la muerte. Es evidente que Dios no considera de manera trivial ni superflua la adoración y el servicio que se le debe como Dios y Señor.
Por otra parte ¿cuál debe ser nuestra actitud ante la cultura? ¿Se permitirá que esta predomine sobre los principios bíblicamente establecidos? ¿Debemos adaptarnos a ella porque la mayoría incluso cristianos así lo hacen? Una cosa es participar de las costumbres y tradiciones hasta donde los principios bíblicos y por ende la conciencia no se vean comprometidos, y otra muy distinta es sacrificarlos en aras de un populismo que genera controversia y barreras para los que con corazón sincero buscan la verdad. Cabe señalar la actitud del apóstol Pablo en relación a lo anteriormente mencionado, quien además de ser prudente es por demás sabio en su trato con sus semejantes, note:
• 1Co 9:19-23 A pesar de ser libre de todos, me hice siervo de todos para ganar a más. Para los judíos me hice judío, a fin de ganar a los judíos. Aunque yo mismo no estoy bajo la ley, para los que están bajo la ley me hice como bajo la ley, a fin de ganar a los que están bajo la ley. A los que están sin la ley, me hice como si yo estuviera sin la ley (no estando yo sin la ley de Dios, sino en la ley de Cristo), a fin de ganar a los que no están bajo la ley. Me hice débil para los débiles, a fin de ganar a los débiles. A todos he llegado a ser todo, para que de todos modos salve a algunos. Y todo lo hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
Digno ejemplo a seguir el del apóstol Pablo, su constante anhelo era ganar almas para Cristo, la pregunta es; ¿hasta qué punto se hizo siervo de todos para ganar a más?, ¿hasta qué punto se hizo judío, a fin de ganar a los judíos? ¿Bajo la ley no estando el mismo bajo esta, o sin ley, lo cual afirma tampoco estaba, para ganar a estos grupos completamente antagónicos?, Me hice débil para los débiles, dice, a fin de ganar a los débiles, y a todos he llegado a ser todo, para que de todos modos salve a algunos, ¿Cómo? ¿Sacrificó los principios?, ¿Se adaptó a las costumbres y tradiciones (Cultura) de su tiempo para evitar prejuicios, controversia y polémica? ¿Violentó acaso su conciencia a fin de ganar mayor número de adeptos al cristianismo?
Obviamente la respuesta es NO, Pablo no tenía ni un ministerio que se amoldaba a las circunstancias ni un liderazgo populista, era fiel a sus convicciones y por ende a su conciencia, el conocía los limites hasta donde podía empatizar con la idiosincrasia de un pueblo y la estratificación social, el punto es; ¿lo sabemos nosotros? ¿Quién establece los linderos entre lo que es correcto o no? ¿El criterio del hombre, de la iglesia o la sociedad? En materia espiritual la autoridad máxima descansa sobre un así dice Jehová, y no sobre un yo creo, yo pienso, yo considero, a mi me parece entre otros. Es la Biblia el asidero de la verdad, norma de fe y conducta para el creyente y lo que determina lo que está bien y lo que está mal.
Cabe señalar que tanto hoy como ayer, lo que para algunos no es correcto para otros si lo es, y lo que para algunos no es relevante para otros lo es. Como bien es sabida la hermenéutica no es exclusividad de unos pocos y es aquí donde está el meollo del asunto. Ahora bien ¿cómo entender tan paradójica situación, cuando todos profesan tener las Sagradas Escrituras como la base donde reposan sus convicciones? Por supuesto que esto no es nada nuevo, en el Registro Sagrado encontramos muchos episodios en los cuales lo que para unos estaba bien para otros no, la pregunta es; ¿Quién trazo la línea divisoria en tales casos? ¿Quién juzgo entre uno y otro y estableció lo que era correcto? Indiscutiblemente no fue la hermenéutica ni la opinión de la mayoría sino Dios. Notemos el caso del rey David y Betsabé registrado en 1 de Samuel capítulos 11 y 12, no le pareció incorrecto a David hacer lo que hizo hasta que Dios hablo al profeta Natán y este mostró al rey que no era correcto, que estaba mal.
Lo mismo vemos con los apóstoles Pedro y Pablo en Galacía. Según el registro de Gálatas 2:11 al 21 Pablo se vio en la necesidad de reprender a Pedro en virtud de que la conducta de este no era correcta, ¿Cómo lo discernió Pablo? Es evidente que la conducta de Pedro golpeo las convicciones religiosas de Pablo y su apreciación de lo que es correcto o no, apareció. Aunque para Pedro no era relévate su comportamiento para Pablo si lo era. ¿Porque? Naturalmente hay cosas en la vida que saltan a la vista e indudablemente decimos no es correcto, no obstante acá tenemos dos hombres seguidores del mismo Señor con dos actitudes completamente opuestas en cuanto a la circuncisión , lo cual era el tema en cuestión. ¿Tenía Pedro el Espíritu Santo? Si, ¿Lo tenía Pablo? Si, ¿entonces porque para uno era significativo tal situación mientras que para el otro no?
Para responder esta pregunta necesitamos saber sobre qué base está fundado el discernimiento espiritual. Es importante destacar que este es un don de Dios, un don que crece, se fortalece y amplia en la misma medida en que el conocimiento y la relación con Dios crezcan. Está supeditado a la obediencia, la entrega y deseo de hacer siempre la voluntad de Dios, el resultado final será un corazón manso, humilde y sabio y ciertamente el discernimiento espiritual constituye una de las mas grandes necesidades del creyente.
En conclusión, nuestra apreciación de lo que es correcto o no, debe verse a través de los ojos de Dios y no de los nuestros, no es a través de lo que considero, creo o pienso que está bien, sino a través de lo que El establece en su Palabra, El es el que determina lo que está bien o lo que está mal y el que establece las pautas en cuanto a la adoración y el servicio indistintamente de la cultura.

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